Es frecuente que los hoteles sufran la desaparición de toallas, bombillas, cubertería, secadores, pilas del mando a distancia, albornoces, secadores, copas, sábanas u obras de arte de las paredes. | R.D

TW
21

El 71% de los huéspedes que se han alojado en un hotel admite haberse llevado algún objeto de valor durante su estancia, según una encuesta de plataformas como Hotels.com, de la que se desprende que el robo de amenities, toallas, cuadros, pilas del mando a distancia, secadores, bombillas, sábanas e incluso obras de arte figuran entre las malas prácticas que ya afectan a buena parte de los 15.739 hoteles españoles.

Españoles y argentinos encabezan el ranking (71%) de nacionalidades que más roban, seguido de los norteamericanos (53%). Entre los que roban menos se encuentran los orientales, coreanos, chinos y noruegos (31%). Otras empresas del sector como Jetcost.es afirman con resultados muy similares que el 81% de los clientes reconoce haberse llevado algún objeto de la habitación.

Es frecuente que los hoteles sufran la desaparición de toallas, bombillas, cubertería, secadores, pilas del mando a distancia, albornoces, secadores, copas, sábanas u obras de arte de las paredes, afirma Francisco Canals, periodista especializado en sucesos y defensa del consumidor. «Internet se ha convertido en un hervidero para la picaresca en el que centenares de usuarios muestran sus 'trofeos' e intercambian trucos para sustraer objetos con mayor facilidad», añade.

Tampoco faltan robos de refrescos o licores de las minineveras; algunos hoteles ya utilizan contramedidas tecnológicas, como básculas electrónicas y sensores de movimiento que detectan cuándo alguien ha tomado una consumición. La feroz competencia hotelera que se vive en España lleva a algunos hoteles a publicar comentarios negativos sobre establecimientos de la competencia y en otros casos reviews positivos sobre su mismo hotel simulando el nombre de otros clientes (fake reviews).

Los ladrones especializados en hoteles tampoco faltan durante esta época del año, adquieren distintas identidades y engañan hasta el más avispado de los recepcionistas. Rastrean los pasadizos en busca de una puerta mal cerrada o hackean las cerraduras electrónicas para sustraer objetos de valor. En la actualidad también proliferan sitios web espejo, operan internacionalmente y se dedican a duplicar la imagen y contenido de webs hoteleras induciendo a confusión al cliente quien acaba pagando en el sitio web clonado.