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La OCDE considera que en algunos países europeos se ha llegado al límite en rebajar salarios para aumentar la competitividad, porque tiene un efecto recesivo, y que en la eurozona hacen falta estímulos monetarios, pero también de la demanda por parte de los que tienen margen fiscal.

En su informe anual sobre el empleo publicado ayer, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico advierte de que el desempleo va a seguir bajando a un ritmo lento de aquí a finales de 2015, cuando se situará en el 7,1 %, frente al 7,4 % a mediados de 2014, por encima siempre del 5,6 % que había al acabar 2007, antes de que la grave crisis se hiciera notar.

Instrumentos

La zona euro aparece como la oveja negra, con un paro del 11,6 % en mayo de este año, que caerá al 11,2 % en los últimos tres meses de 2015, muy lejos del 7,3 % al cerrarse 2007.

Y dentro de la moneda única, dos países continuarán siendo los únicos de la OCDE con tasas superiores al 15 %: España con un 23,9 % y Grecia con un 26,7 %.

En el caso de España, esa cifra seguirá tan elevada pese a que será el país desarrollado donde más va a disminuir el desempleo en dos años desde fines de 2013, en concreto 2,2 puntos porcentuales.

En la presentación del informe a la prensa, el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, constató que en algunos países del euro, como Grecia, España, Portugal e Irlanda, los salarios han bajado en términos reales con la crisis como instrumento para intentar compensar la pérdida de competitividad que habían sufrido en los años anteriores.

Pero Gurría, sin precisar cuáles, hizo notar que «en algunos países hemos llegado a un punto en que esa solución ha alcanzado el límite» y «continuar puede ser contraproducente», porque reducir los salarios «disminuye la demanda interna en un contexto de inflación nula y de recuperación débil».

Ante esa situación, Gurría consideró que tienen que llegar nuevos gestos en política monetaria del Banco Central Europeo «para estimular el crecimiento».