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Adolfo Suárez, primer presidente del Gobierno de la democracia, ha sido enterrado junto a su esposa, Amparo Illana, en la catedral de Ávila.

El cuerpo del expresidente ha recibido sepultura en el claustro de la catedral de El Salvador, a escasos diez metros de donde está sepultado quien fuera presidente del Gobierno en el exilio durante la II República, Claudio Sánchez Albornoz.

Una vez finalizado el funeral, que ha sido oficiado por el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, el féretro de Suárez ha sido trasladado al claustro, donde sólo han acudido los familiares del expresidente para el entierro. En la lápida de la sepultura puede leerse la frase 'La concordia fue posible.

Con esta ceremonia, concluyen tres días en los que la familia de Suárez ha velado sus restos en la clínica donde falleció y la capilla ardiente instalada en el Congreso de los Diputados, a la espera del funeral de Estado que tendrá lugar el 31 de marzo.

Presencia de autoridades

El funeral corpore insepulto ha dado comienzo en la catedral de Ávila a las dos de la tarde. Los restos mortales de Suárez han entrado en el templo a hombros de agentes de la Policía Local, con los acordes del himno nacional y mientras doblaban las campanas de la catedral.

En el interior, el féretro ha sido recibido por el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, junto con el cabildo catedralicio y, tras una monición, el prelado ha dirigido una breve oración.

Junto a monseñor García Burillo, el funeral ha sido concelebrado por el obispo de Segovia, Ángel Rubio; el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, que es oriundo de esta ciudad, y el cardenal Antonio Cañizares, que también fue obispo de Ávila y era amigo y confesor de Suárez.

Además de Rajoy y Herrera, han asistido los consejeros castellanoleoneses, el expresidente del Gobierno José María Aznar y numerosos exministros de Adolfo Suárez y de otros gobiernos democráticos.

¡Viva Suárez!

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La ciudad de Ávila ha ofrecido hoy una última muestra de respeto y afecto a Suárez, hijo adoptivo de la ciudad.

«¡Viva Suárez!», han exclamado al unísono centenares de personas que han esperado ateridas durante horas la llegada del féretro con los restos mortales del expresidente del Gobierno.

Una ovación ha acompañado al coche fúnebre en los últimos metros antes de su llegada a la plaza de la catedral, donde ha sido recibido por el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el alcalde de Ávila, Miguel Ángel García Nieto.

En la plaza, desde las ocho de la mañana, han comenzado a reunirse abulenses que querían despedir al «mejor presidente que ha tenido España» y que han soportado el frío y el viento que ha azotado durante toda la mañana la ciudad.

Poco a poco, los vecinos se han esparcido por las calles adyacentes a la plaza, en las que se han colgado numerosas banderas de España con crespones negros, desde las que han recibido con tímidos aplausos a varios de los asistentes, entre ellos a Mariano Rajoy, al padre Ángel o a Antonio Cañizares, exobispo de Ávila y amigo y confesor de Suárez.

El alcalde de la ciudad, Miguel Ángel García Nieto, ha expresado a las puertas del tempo el sentir de la ciudad: «Estamos tristes, pero también orgullosos de que Suárez se vaya a quedar aquí para siempre».