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La OCDE corrigió hoy a la baja sus previsiones sobre la economía española para este año y el próximo, cuando la salida de la recesión y «una lenta recuperación» no evitarán que la tasa de desempleo llegue a superar el 28 %.

En su informe semestral de Perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) indicó que el Producto Interior Bruto (PIB) de España en 2013 caerá un 1,7 %, lo que significa un resultado no sólo peor de lo que había estimado en noviembre (-1,4 %), sino también del último anunciado por el Gobierno español (-1,3 %) y por la Comisión Europea (-1,5 %).

Para 2014, la remontada también será más tímida de la proyectada hace seis meses (0,4 % en lugar de 0,5 %) y eso es lo que conducirá a un nivel de desempleo que «sobrepasará el 28 % antes de estabilizarse».

Las cifras del paro para ese ejercicio superan en más de un punto las que la OCDE anticipó en su último estudio de Perspectivas y las razones hay que buscarlas en el hundimiento de la demanda interna: -3,8 % en 2012, -4,3 % en 2013 y -1,7 % en 2014.

Los autores del informe señalaron que sobre la demanda pesa el «amplio esfuerzo de saneamiento presupuestario, las condiciones tensas de crédito, la reducción de la deuda privada y la ralentización de la actividad en Europa».

En ese contexto, subrayaron que «la prioridad número uno del Gobierno debería ser estimular el crecimiento» y cumplir sus objetivos de saneamiento de las cuentas públicas, pero dejando que actúen los estabilizadores automáticos.

También reclamaron el fin de la extensión legal de los acuerdos salariales de los convenios colectivos para dar «más flexibilidad» a las empresas para contratar en un momento de gran incertidumbre, al tiempo que pidieron que se continúe con las medidas de activación del mercado laboral y de adecuación de la mano de obra.

La OCDE constató que han mejorado las condiciones de financiación de los bancos tras la inyección de capital de 40.000 millones de euros del programa europeo, pero advirtió de que las entidades no van a repercutir esa ayuda más que «de forma limitada» en las condiciones que ofrecen en sus préstamos.

Otra consecuencia de ese rescate bancario, que representó un 3,8 % del PIB, es que el déficit público el pasado año se quedó en el 10,6 % del PIB, aunque la organización admitió que sin esa y alguna otra medida puntual, en términos estructurales, se redujo del 8,9 % en 2011 al 7 % en 2012.

De hecho, uno de los pocos elementos positivos del cuadro descrito en el estudio es el de la competitividad exterior en términos de costos, ya que España desde 2007 ha obtenido el tercer mejor resultado entre los 15 países de la zona euro que pertenecen a la OCDE.

De hecho, el saldo exterior de la balanza de cuenta corriente, que había llegado a presentar un déficit del 10 % del PIB, pasó a ser positivo a finales de 2012 y debería generar un excedente del 2,1 % del PIB este año y del 3,5 % el próximo.

Eso gracias a un impulso de las exportaciones -que progresaron un 3,1 % en 2012 y deberían hacerlo un 4,5 % en 2013 y un 6,7 % en 2014- pero también -y eso ya no es tan positivo- al bajón de las importaciones: -5 % en 2012 y -3,7 % en 2013 antes de recuperarse un 0,8 % en 2014.

Los autores del informe indicaron que una mejora de las condiciones financieras en Europa y en España, así como los avances en la competitividad, podrían llevar a una expansión más consistente que la anticipada, aunque también persiste el riesgo inverso.

En ese caso, se trataría de un posible contagio a España de acontecimientos desfavorables en Europa que afectara a los tipos de interés con los que financia su deuda, pero también de una rebaja todavía más larga de la demanda interna por los problemas para reabsorber el estallido de la burbuja inmobiliaria.