La reunión de ayer de la ejecutiva del PSC tras la debacle electoral del domingo. | ANDREU DALMAU

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El PSOE está convencido de que la debacle del PSC en las elecciones autonómicas catalanas es más un castigo al tripartito gobernante desde 2003 que un aviso al presidente Rodríguez Zapatero, de cara a las próximas generales, según señalan, en público y en privado, dirigentes y diputados un día después de la peor derrota del PSC en unas elecciones autonómicas.

El resultado electoral ha sido analizado en la comisión permanente del PSOE -un órgano al que no asiste Zapatero-, que ha reconocido que, al igual que está sucediendo en otros países, en plena crisis económica hay ciudadanos que aprovechan cada proceso electoral para expresar su rechazo al Ejecutivo de turno.

No obstante, el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, ha subrayado después que los catalanes tienen un comportamiento electoral muy distinto en cada cita electoral. Para sostener esta tesis, los socialistas recuerdan que en las catalanas de 2006 el PSC de José Montilla pasó de 42 a 37 diputados, en plena ola alcista del PSOE de Zapatero y que, meses después, en las municipales de 2007, el PSC logró su mayor presencia en los ayuntamientos.

Descontento

Según el 'número tres' del PSOE, la debacle socialista se debió sobre todo a que sus votantes se quedaron en casa, principalmente por su descontento con el tripartito. Descartó un trasvase de votos del PSC hacia el PPC.

Mientras, el presidente catalán en funciones y líder del PSC, José Montilla, renunció ayer a su escaño en el Parlament para evidenciar la asunción de su derrota en las catalanas y que deja paso para ser relevado en otoño en el liderazgo del PSC, proceso durante el cual Joaquim Nadal será presidente del grupo parlamentario. Montilla compareció ante los medios de comunicación después de una ejecutiva del PSC que se alargó durante más de cinco horas y que dio para mucho debate y reflexión «franca». «Ahora hay que dar un paso al lado», aseguró Montilla, que ha asegurado que no se aferra «al cargo ni a la silla» y quiere «favorecer la renovación.