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El juez Baltasar Garzón, suspendido cautelarmente de sus funciones desde el pasado mes de mayo, reconoció ayer que es «bastante pesimista» sobre su «futuro inmediato», aunque aseguró que eso «no quiere decir que renuncie a la pelea» y defendió que no merece la situación en la que se encuentra «por interpretar la ley».
En declaraciones a la Cadena Ser, el titular de Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional expresó también su «deseo y esperanza» de que, en los procedimientos que tiene pendientes en el Tribunal Supremo, se le aplique la ley «igual que a los demás ciudadanos» y aseguró que tiene la «tranquilidad» de «no haber cometido ningún hecho delictivo».
Garzón explicó que no comparte la situación de suspensión en que se encuentra, pero la asume «porque así son las cosas y el principio de legalidad impera». «Si me pregunta sobre mi futuro inmediato, soy bastante pesimista», reconoció, para después asegurar que es «de raza de agricultor» y su padre le enseñó «que hay que aguantar y que en los tiempos malos hay que apretarse bien los machos y tirar para adelante».