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Los principales cerebros de la 'trama Gürtel', el empresario Francisco Correa y el ex secretario de organización del PP de Galicia Pablo Crespo, diseñaron un plan desde la prisión de Soto del Real para controlar la investigación de la red. Para ello contaron con la ayuda de sus abogados y varios de los imputados, entre ellos el ex vicepresidente de Repsol José Ramón Blanco Balín.

El sumario del 'caso Gürtel' recoge que Correa y Crespo eligieron a «sus abogados en función de sus contactos dentro de los órganos judiciales».
En una de las conversaciones con su letrado, de 24 febrero de 2009, Crespo muestra sus preferencias por que la causa la llevara el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ante la posibilidad de tener contactos con personas de este órgano judicial.

Asimismo, dan órdenes para «el control de las declaraciones de los imputados». Desde el despacho de Manuel Delgado Solís y José Antonio López Rubal, abogados de Crespo, «se habla con todos los abogados de los imputados para controlar las versiones a dar en las declaraciones en sede judicial».

En conversaciones entre Correa y su abogado José Antonio Choclán, el primero le insiste en controlar la coordinación de abogados, las comisiones rogatorias decretadas por el juez en varios países para averiguar el destino del dinero desviado a paraísos fiscales, e incluso las relaciones con el juez y las fiscales del caso.

Además, Crespo dio instrucciones desde la prisión para ejecutar los fondos de la organización en Suiza. También le insiste a su abogado en la necesidad de que se centre en desbloquear las cuentas antes que en su propia libertad para no dejar sin recursos a los trabajadores que dependen de ellas.