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El presidente del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, y el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, rechazaron ayer las críticas que han suscitado las actuaciones abiertas contra el juez Baltasar Garzón y el PP, respectivamente. Dívar y Conde-Pumpido realizaron ayer una defensa de los cometidos de los órganos que dirigen en los discursos que pronunciaron en el solemne acto de apertura del año judicial, que presidió el Rey.

El presidente del Tribunal Supremo, que animó a los jueces a que superen «pasajeras situaciones de desánimo o incertidumbre», pidió que, en la «crítica legítima», se respete la independencia en la actuación de los magistrados del Supremo.

Se refirió así a las críticas recientes suscitadas por la actuación de la Sala Segunda, que admitió una querella del sindicato ultraderechista Manos Limpias contra el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por investigar las desapariciones durante la Guerra Civil y el franquismo.

Dívar recordó que la labor de los magistrados del Supremo está guiada exclusivamente por «el estricto respeto a la Constitución y a las leyes». Por su parte, Conde-Pumpido destacó la exigencia de la sociedad de «erradicar las conductas corruptas vengan de donde vengan, sean quienes sean sus autores».

El fiscal general manifestó que sea cual sea la estrategia de defensa de las conductas corruptas «no logrará en ningún caso deslegitimar la lógica y la acción inexorable del Estado de Derecho».

Conde-Pumpido y la Fiscalía han recibido en los últimos meses duras críticas del PP a raíz del «caso Gürtel». Pumpido, por otra parte, propuso expulsar a los concejales «que hubieran sido elegidos en la lista de un partido ilegalizado».