Un encapuchado lanza una piedra a agentes de la brigada móvil de la Ertzaintza.

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La última operación policial contra ETA en Francia, iniciada con la detención de los tres responsables de suministrar armas y explosivos a los comandos de la banda, ha permitido incautar en total casi media tonelada de explosivos en los siete zulos descubiertos hasta ahora.

También se han encontrado bombas-lapa listas para su utilización con temporizadores que permitían programar su explosión con una «gran antelación», como se sospecha que hicieron los terroristas en los atentados perpetrados hace unas semanas en Mallorca, entre ellos el de Calvià, en el que fueron asesinados los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá. Sólo en el día de ayer se han intervenido unos 330 kilos en los cuatro zulos localizados, el más importante de los cuales, situado en la localidad de Minerve, en el departamento de Hérault, albergaba 17 bidones de plástico, catorce de los cuales contenían cada uno entre 20 y 25 kilos de nitrato amónico granulado.

Según Interior, en los otros tres bidones había 12 kilos de pentrita distribuidos en paquetes de un kilo, tres bombas-lapa con dispositivo de iniciación preparadas para su utilización a falta del explosivo y el detonador, cordón detonante en rollos, temporizadores, varios «tuppers» vacíos, componentes electrónicos, transformadores e iniciadores de mercurio.

Colaboración
La policía francesa, que cuenta con la colaboración de la española, ha entrado en otros dos zulos, uno de ellos en la localidad de Plaussenus y el otro en Ferrals-les-Montagne, pertenecientes ambas -como Minerve- al departamento de Hérault.

En el escondite de Plaussenus había un bidón con 50 litros con tres «tuppers» que contenían bombas-lapa, con sus iniciadores y temporizadores, cinco metros de cordón detonante, cinco sistemas de verificación de circuitos e instrucciones sobre las bombas-lapa y los temporizadores.

Por su parte, en el de Ferrals-les-Montagne se han hallado tres bidones con una capacidad total de 350 litros en cuyo interior había dos paquetes con la anotación «Pentrita» de entre 7 y 8 kilos, una bolsa con munición, dos rollos de cordón detonante, cinco silenciadores y una bolsa con componentes electrónicos. También se han localizado allí alrededor de 2.000 cartuchos, once revólveres Smith&Wesson, cuatro pistolas automáticas de la misma marca y 55 detonadores.