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EFE-VITORIA ETA cumple mañana cincuenta años, medio siglo en el que ha asesinado a cerca de mil personas, ha cometido decenas de secuestros y miles de extorsiones, pero en el que se ha ido debilitando y se ha convertido en un anacronismo: prácticamente el último grupo terrorista de la Europa democrática. Fueron disidentes del colectivo juvenil Ekin, escindidos del PNV, los que fundaron «Euskadi ta askatasuna» ("País Vasco y libertad") el 31 de julio de 1959, con el objetivo de buscar la independencia de Euskadi.

Entre los fundadores estaban personas que han tenido actividad pública hasta hace muy poco, como el lingüista José Luis Alvarez Emparanza «Txillardegi», que se presentó por ANV en el 2008, o Julen Madariaga, que apuesta por Aralar. Pasó casi una década hasta el primer asesinato de ETA: el 7 de junio de 1968 mató al guardia civil José Pardines, asesinado por Txabi Echebarrieta, quien horas después murió en un enfrentamiento con la Guardia Civil cerca de Tolosa (Guipúzcoa).

Simpatías
En plena dictadura franquista, la banda todavía despertaba simpatías en buena parte de la población vasca. En 1970, seis de sus dirigentes fueron juzgados en el «Proceso de Burgos» y condenados a muerte, pero la presión internacional hizo que las penas les fueran conmutadas por la de prisión.

En protesta por ese «proceso», ETA cometió ese mismo año su primer secuestro, aunque no fue hasta enero de 1972 cuando raptó a un empresario por motivaciones económicas, una extorsión que es su principal fuente de ingresos y que ha seguido practicando hasta hoy a través del llamado «impuesto revolucionario». En 1973, ETA cometió el atentado más espectacular de su historia: el 20 de diciembre asesinó al presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco.

Poco después, en 1974, se escindió en dos ramas: «milis», partidarios de la violencia terrorista y minoritarios en ese momento, y «poli-milis», mayoritarios, más ligados a las luchas obreras y que apostaban por la violencia selectiva.