Francisca Hernández, la viuda del policía asesinado, deposita un beso sobre la fotografía de su marido. Fotos: DAVID AGUILAR/EFELa familia de Puelles, arropada por Patxi López y Rodolfo Ares.

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EFE-VITORIA

La familia del inspector de la policía Eduardo Puelles, asesinado por ETA, agradeció ayer a la sociedad vasca el apoyo recibido y destacó «el ejemplarizante comportamiento institucional».

El Parlamento Vasco celebró ayer un homenaje a la última víctima mortal de la banda terrorista, al que asistieron su viuda y sus dos hijos, numerosos familiares y representantes políticos encabezados por el lehendakari, Patxi López.

El homenaje concluyó con unas palabras de Josu Puelles, uno de los hermanos del inspector asesinado, que agradeció a las autoridades y a las instituciones su «ejemplarizante comportamiento», que debe servir de «guía y ejemplo a futuros gobiernos venideros».

El acto estuvo presidido, como en anteriores ocasiones, por una fotografía de la víctima colocada en la escultura en recuerdo de las víctimas del terrorismo, debajo de la cual sus hijos, Asier y Rubén, colocaron una corona de flores.

Antes, se celebró una concentración a las puertas del Parlamento vasco y cuando acabó, la viuda, Francisca Hernández, y sus hijos entraron en el recinto de la institución en medio de una ovación.

Los dos hijos colocaron la corona de flores debajo de la fotografía de su padre y, posteriormente, se acercó su madre, que se llevó una mano a la boca para luego colocar un beso en la fotografía de su marido.

La presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga, leyó la declaración que la Junta de Portavoces aprobó el pasado viernes, poco después del atentado, en la que condena el «vil asesinato» de la banda terrorista ETA.

Después de que la presidenta del Parlamento entregase una copia de la declaración a la viuda del agente, que, como sus hijos, mantuvo una enorme entereza durante el acto, tomó la palabra el hermano de la víctima.

Josu Puelles recordó el «profundo y doloroso desgarro» que ha provocado el asesinato de Eduardo, «esposo, padre, hijo, hermano e inspector del Cuerpo Nacional de Policía (CNP)».

Dijo que «siempre nos acompañará la cercanía, el afecto, el reconocimiento y la ayuda que toda nuestra familia» está sintiendo estos «interminables días».

Agradeció a los príncipes de Asturias su presencia en los actos fúnebres, al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y a todo su gabinete, especialmente a su ministro del Interior, por su «humanidad manifiesta»; a «nuestro lehendakari, por su inquebrantable defensa de la libertad y de sus héroes», término este último con el que se refirió a todas las víctimas del terrorismo. También destacó al consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, por su «cercanía rayana en la amistad»; a todos los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado, especialmente al CNP, por su «trabajo por las libertades».

Agradeció el homenaje y el comportamiento de todos los partidos democráticos, porque, «a pesar de las ideas, nos han acompañado en estos dolorosos momentos»; a todas las asociaciones de víctimas, muchas de las cuales estuvieron presentes.

Concluyó dando «decenas de miles de gracias» a la «inmensa mayoría» del pueblo vasco, que ha apoyado a «esta familia desgarrada», y gritó: «ETA ez. ETA no».