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PATRICIA CRESPO-MADRID Están a unos 1.500 kilómetros de casa, el idioma les hace pasar malos ratos y viajan tanto que acaban perdiendo el miedo a volar, pero el sueldo (unos 7.665 euros) es el doble de lo que cobran en el Congreso de los Diputados: así es la vida de un eurodiputado español. Además del citado sueldo, los eurodiputados cobran dietas para gastos generales y para viajes y tienen a su disposición 17.540 euros mensuales para costear la ayuda de colaboradores personales.

Estas ayudas permiten a los representantes de los Estados miembros desarrollar su actividad, que se reparte entre los tres lugares de trabajo del Parlamento Europeo: Bruselas (Bélgica), Luxemburgo y Estrasburgo (Francia). En sus perfiles no hay mucho más en común. Hay quien lleva «toda la vida» en Bruselas, quien se estrena y quien quiere repetir.

La gran mayoría son políticos, con excepciones como el candidato de CiU, el economista Ramón Tremosa, y en un repaso por sus currículum se encuentran catedráticos, letrados de las Cortes Generales, ingenieros, abogados y hasta expertos en Física Atómica y Nuclear, como Alejo Vidal-Quadras. En cuanto a Juan Fernando López Aguilar (PSOE) y Jaime Mayor Oreja (PP), ambos han sido ministros y tienen a sus espaldas una larga trayectoria política.

España podrá corregir desde hoy la proporción de mujeres presentes en el Europarlamento, que en la legislatura que ahora termina sólo era del 25'9% dado que en las últimas elecciones europeas no regía la Ley de Igualdad aprobada hace ahora dos años. En los comicios de 2004, de los 54 eurodiputados españoles elegidos para la Eurocámara, sólo 14 fueron mujeres.