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La economía española registró en el tercer trimestre su primer retroceso en quince años, una caída del 0'2% según los cálculos del Banco de España, que en su último boletín también advierte de que la destrucción de empleo se intensificará en los próximos meses.

El organismo supervisor español cree que entre julio y septiembre se registró la citada caída del Producto Interior Bruto, que en términos interanuales siguió creciendo aunque, eso sí, sólo nueve décimas, la mitad de lo que evolucionó en el segundo trimestre.

De confirmarse estas cifras cuando el Instituto Nacional de Estadística publique en noviembre la Contabilidad Nacional, supondría la primera caída intertrimestral del PIB desde el segundo trimestre de 1993.

En otro capítulo del boletín, el Banco de España sostiene que las medidas adoptadas por los gobiernos y los bancos centrales para hacer frente a la crisis financiera «han detenido, al menos, el rápido deterioro» de los mercados y los indicadores financieros, aunque reconoce que no lo han corregido todavía.

El Banco de España atribuye el fuerte deterioro de la economía al debilitamiento de la demanda interna "consumo e inversión" que sólo avanzó tres décimas, aunque también, y en buena medida, al recrudecimiento de la crisis financiera.

Así, señala que las implicaciones de la crisis financiera sobre el acceso al crédito y sobre la confianza han contribuido a «frenar el avance de la actividad» y los episodios «más agudos» de dicha crisis de las últimas semanas «podrían haber inhibido el crecimiento económico adicionalmente».

También advierte de que si se mantienen las tensiones financieras será difícil «en mayor medida que hasta ahora» la captación de recursos en el resto del mundo, riesgo que es «especialmente relevante» en economías como la española, que tiene un déficit exterior elevado.

El debilitamiento de la demanda interna contrasta con la mejora del sector exterior, el único dato positivo de este informe, ya que supone una aportación de seis décimas al crecimiento, debida al debilitamiento de las importaciones y a que las exportaciones han seguido manteniendo un «cierto dinamismo».

En el tercer trimestre el consumo de las familias cayó no sólo por la pérdida de confianza ante la «delicada» situación financiera o por el empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas, sino también por la evolución «más desfavorable» de los factores que determinan ese consumo, como la destrucción de empleo y la menor renta disponible por el alza de los precios.