Un grupo de bomberos, junto a uno de los edificios afectados por la explosión en Calahorra. Foto: RAFAEL POLO/EFE

TW
0

EFE-LOGROÑO

Los habitantes de Calahorra (La Rioja) afrontan con alivio, por no tener que lamentar pérdidas humanas, la reparación de los estragos causados el viernes por el coche-bomba que estalló junto al cuartel de la Guardia Civil, que ETA cargó con 70 kilogramos de explosivos.

Bomberos y operarios municipales continúan con las labores de desescombro y limpieza de cascotes y cristales, sobre todo en las fachadas de la calle General Gallarza, donde estalló la bomba colocada por ETA, que ya atentó contra este cuartel en 1983.

Los vecinos de estos edificios pudieron entrar ayer a recoger parte de sus enseres personales, ya que no podrán dormir en sus casas durante varias noches, pero tendrán alojamiento en los albergues municipales.

El director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, cree que el coche-bomba contenía unos 70 kilogramos de material explosivo y que en el atentado participaron «varios individuos». Mesquida ha explicado asimismo que todavía «es pronto para determinar la composición» del explosivo, y añadió que los expertos proceden a analizar el contenido de las cámaras de vigilancia de la zona donde se produjo el atentado y a seguir «otras líneas de investigación».

Los técnicos en desactivación de explosivos continúan su trabajo para determinar con más exactitud el tipo de material utilizado por los terroristas para este atentado, que, según fuentes de la lucha antiterrorista, podría ser obra del «comando Vizcaya».

La Delegación del Gobierno en La Rioja ha recogido un total de 490 solicitudes de indemnización de los vecinos afectados por el coche-bomba, la mayoría por daños en viviendas. Entre estas reclamaciones hay 294 por desperfectos sufridos en viviendas, 90 en locales comerciales o bajos, 30 en vehículos y una de ellas en las oficinas de la ONCE, entre otras.