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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insistió ayer en que adoptó la decisión de atenuar la prisión del etarra Iñaki de Juana tras evaluar el riesgo para su vida y el interés general, y aseguró que su muerte habría alimentado «los peores instintos» de sectores jóvenes radicales. Zapatero, entrevistado en Onda Cero, garantizó que no espera « nada a cambio de la decisión» porque «en absoluto» forma parte del proceso de paz o de una negociación y consideró que, «sin duda alguna», la muerte de De Juana habría tenido repercusiones en la política antiterrorista.

Según apuntó, los comunicados hay que «leerlos, pero creerlos no», porque lo importante son los hechos y ETA debe saber que «sólo tiene un destino: el fin de la violencia», y que la democracia «no va a aceptar pagar un precio político» por ello. Sobre la posibilidad de que Batasuna se presente a las próximas elecciones, aseguró que si alguna formación quiere concurrir a los comicios y no cumple «estrictamente» la ley de partidos no se admitirán sus listas.

Tras recordar que su obligación como presidente es garantizar la seguridad, recalcó que asumió la decisión por sentido de responsabilidad, como «la mejor para el interés general», y precisó que no habría dado el mismo paso si el preso estuviera cumpliendo una condena por asesinato o le quedaran 30 años de cárcel.

Zapatero garantizó que en la actualidad «no hay ningún contacto para el diálogo» con la organización terrorista, aunque el Gobierno, apuntó, siempre tiene que saber qué está pasando «en ese mundo». En este contexto, señaló que no tiene ningún elemento que le permita barruntar que ETA prepara un comunicado.

«Ojalá que esos 120.000 o 150.000 ciudadanos que habitualmente votan determinada opción en Euskadi tuvieran una representación que rechazara la violencia», manifestó.