Zapatero, Bárcenas (CEPYME), Cuevas (CEOE), Caldera, Méndez (UGT) y Fidalgo (CCOO), en el acto de ayer.

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Después de catorce meses de intensas negociaciones, la reforma laboral es una realidad. El ministro de Trabajo, Jesús Caldera, y los máximos dirigentes de CCOO, UGT, CEOE y Cepyme, José María Fidalgo, Cándido Méndez, José María Cuevas y Jesús Bárcenas firmaron ayer, en el Palacio de La Moncloa, la reforma del mercado de trabajo. Una rúbrica a la que también asistió el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que «sin abusar de la solemnidad» calificó el acuerdo de «histórico», e insistió en que su principal «objetivo estratégico» la reducción de la temporalidad para lograr así una sociedad «más moderna, más dinámica, más justa y más cohesionada».

El presidente del Gobierno también quiso destacar que se trata de «la primera reforma consensuada del mercado de trabajo desde el acuerdo interconfederal para la estabilidad en el empleo de 1997, suscrito entonces de forma bilateral por sindicatos y organizaciones empresariales».

«Bienvenidos a La Moncloa, enhorabuena y gracias. Gracias por el esfuerzo, por el trabajo y por el talante que habréis tenido que poner para llegar a esta firma». Zapatero comenzó así su intervención, dirigiéndose a los agentes sociales para reconocer su «generosidad», y después recordó que el suscrito ayer es «un acuerdo tripartito de gran calado porque implica a agentes sociales y al Gobierno y que afecta a instituciones tan esenciales del mercado de trabajo como son contratos, cotizaciones, bonificaciones, protección por desempleo y servicios públicos de empleo».

Zapatero señaló la reducción de la temporalidad, como el «objetivo estratégico del acuerdo» que «de una parte mejorará la productividad, al facilitar la acumulación de capital humano y la mejor inserción y compromiso con la empresa», pero también «integrará y cohesionará mejor la sociedad al proporcionar mayor seguridad a los trabajadores y las familias».