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El Rey colocó ayer a Chile como referente iberoamericano en cuanto a estabilidad política y progreso económico y social, en el discurso pronunciado anoche en la cena oficial ofrecida a la presidenta chilena, Michelle Bachelet, en el Palacio Real. En su opinión, los pueblos iberoamericanos tienen a Chile como «referencia insoslayable en su marcha hacia más altas cotas de estabilidad política y progreso económico y social».

«A lo largo de estos años, la Reina y yo hemos podido comprobar y compartir con el pueblo hermano de Chile los esfuerzos para avanzar en la construcción de una sociedad más articulada y solidaria, uniéndonos a ese reconocimiento universal. Hoy, a las puertas del bicentenario de su independencia, es un país cuya estabilidad institucional e inteligente conducción económica han colocado en cabeza de la región y en el umbral de un desarrollo armónico y equilibrado», subrayó.

El Monarca destacó el «unánime respeto de la comunidad internacional» a la llegada de Bachelet a la Presidencia chilena, en un momento en el que se valora «extraordinariamente» el camino recorrido «desde la recuperación de sus mejores tradiciones democráticas» tras la dictadura de Pinochet.

Asimismo, constató que España y Chile han tejido en las dos últimas décadas «un denso entramado de relaciones que, además de estar construidas sobre una larga historia compartida y un caudal de mutuo afecto, se basan en los valores fundamentales que inspiran a nuestras instituciones: el imperio de la Ley, el respeto a los Derechos Humanos, la solución pacífica de las controversias y el apego a la cooperación multilateral».

A su juicio, todo ello son «principios y expresiones» del sistema democrático como modelo político «que mejor organiza la convivencia en libertad». «Chile y España, como Estados miembros de la Comunidad Iberoamericana, deben contribuir, desde una alianza estratégica a la que están llamados, a buscar respuestas duraderas a retos tan urgentes como son la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, la erradicación de la pobreza, el desarrollo sostenible o el reforzamiento de las Naciones Unidas», recomendó.

Don Juan Carlos afirmó que nuestro país comprueba «con legítimo orgullo» que sus políticas europea e iberoamericana, «lejos de excluirse, se complementan y enriquecen mutuamente», como demuestran los «sólidos lazos» que unen a Chile y España y que ponen de manifiesto la «inmensa potencialidad de dos regiones cuando se movilizan recursos y talentos con rigor y realismo, pero también con confianza y generosidad».