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La celebración del XXVII aniversario de la Constitución, mediante la tradicional recepción que se ofrece cada 6 de diciembre en el Congreso, estuvo protagonizada por llamamientos al consenso y también a la prudencia, ante su futura reforma, por parte de los principales líderes políticos que acudieron al acto. Estuvieron en la Cámara Baja el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero; el líder del PP, Mariano Rajoy; representantes de las principales instituciones, la judicatura, la sociedad civil y el mundo político, con la habitual excepción de los nacionalistas del PNV, ERC y BNG, ausentes un año más en esta celebración.

Para Manuel Marín, aunque la Constitución no es intocable y puede ser modificada, es necesario el acuerdo político, y por ello hizo varias referencias a la importancia que el consenso tuvo en la transición española para aprobar esta ley fundamental en 1978.

Como ya ocurrió el año pasado, ETA intentó cobrar protagonismo en esta fecha al hacer estallar bombas de escasa potencia. La reforma del Estatut y la posibilidad de cambiar la Carta Magna en los aspectos que propone el Gobierno estuvieron presentes en los discursos del presidente del Congreso, Manuel Marín, y en las declaraciones a la prensa de Rajoy y Zapatero.

Marín y el presidente del Senado, Javier Rojo, recibieron a los invitados que acudieron a la recepción, celebrada en el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara Baja. El presidente del Congreso pronunció un discurso en el que invocó el valor de la Carta Magna como «punto de encuentro», emplazó a los políticos a mantenerlo y ampliarlo y advirtió de que los ciudadanos les exigen que vuelvan «a la política con mayúsculas».