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REUTERS-MELILLA
Escondido en los bosques, eludiendo a los soldados marroquíes, el camerunés Marcel Nhyomog pasó seis meses pensando en cómo trepar por las alambradas reforzadas con cuchillas que separan el territorio español de Africa. Con la ayuda de escaleras y docenas de otros jóvenes africanos, Marcel intentó cruzar la doble valla cuatro veces, pero en cada ocasión la policía marroquí le atrapaba y le deportaba a la frontera con Argelia.

Cientos de inmigrantes, principalmente de Africa Occidental, han intentado cruzar la frontera con avalanchas masivas en las últimas semanas. El viaje de Nhyomog empezó en el húmedo Camerún. Viajó, a veces a pie, a través de Nigeria y del desierto que se expande por Argelia y Níger, donde vio los esqueletos de aquellos que murieron haciendo la misma travesía. En los bosques que se encuentran junto a la frontera de Melilla, en la zona marroquí, los inmigrantes fabrican escaleras con las ramas de los árboles, que luego sujetan con ropa o clavos.

Sin embargo, esta semana consiguió finalmente llegar a Melilla. «Hay una estrategia de combate, esto es un combate, tienes que tener un plan», dijo Nhyomog, que lleva una mano vendada, tras llegar a Melilla. «Siempre hay un líder, el capitán da la señal y nosotros vamos», agregó Nhyomog, que tiene 30 años.