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EUROPA PRESS/EFE-PAMPLONA/MADRID
El dirigente de la ilegalizada Batasuna Pernando Barrena manifestó ayer que el proceso de pacificación está en una «fase de voluntades» en la que «todo está por hacer». Pero censuró que, si bien el Ejecutivo se está moviendo, últimamente no está dando los pasos «en el sentido correcto», refiriéndose a las detenciones de presuntos miembros de ETA en Francia o al procesamiento de Otegi y Salaberria. «Parece que el Gobierno desconoce cuál es el significado de la palabra tregua», apuntó.

Barrena, en una rueda de prensa ofrecida en Pamplona junto con la ex parlamentaria foral Ainara Armendáriz, señaló que, pese a las bombas de los últimos fines de semana en el País Vasco, existen «posibilidades y expectativas» para la paz. Pero censuró que el Gobierno no está aplicando la «receta» que exige a ETA.

Consideró que «muchos» están de acuerdo con la metodología, en referencia a la constitución de dos mesas de diálogo, una entre partidos y otra entre los gobiernos francés, español y ETA, tal como Batasuna propuso en Anoeta. Señaló que esta segunda es «fundamental» e indicó que la primera debe configurarse «sin límites prefijados» y «sin exclusiones ideológicas ni territoriales».

Por otro lado, Barrena se refirió a lo acontecido en el Parlamento vasco y señaló que el EHAK no tiene definido su sentido de voto en el proceso de investidura del próximo lehendakari, por lo que los candidatos deberán mantener encuentros con esta formación. Por su parte, el dirigente de Batasuna Arnaldo Otegi consideró ayer una «especie de venganza infantil» la decisión del PNV de dejar fuera de la Mesa del Parlamento vasco a EHAK, y una «absoluta vergüenza» que Ezker Batua «se haya unido a esa maniobra». No obstante, señaló que la izquierda abertzale no variará sus «posiciones políticas» porque estén «en una Mesa o en dos».

Mientras, el Gobierno insistió ayer en que no ha mantenido contactos con ETA y reclamó un «margen de confianza» para caminar hacia el fin de la violencia. El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, fue el encargado de desmentir los supuestos contactos entre el Gobierno y la banda terrorista, aseguró que el Ejecutivo «no está dando ni un solo paso por anticipado» en la interlocución con ETA, y pidió que se le conceda «un margen de confianza y discreción» en su iniciativa para poner fin a la violencia.