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Los partidos políticos se unieron en las condolencias por la muerte de Juan Pablo II. PSOE, PP, IU, PNV y BNG manifestaron su pesar por el fallecimiento del Pontífice y resaltaraon su figura. Las banderas de los edificios públicos ondearán a media asta y el Gobierno ha decretado hoy lunes día de luto. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, remitió a la Santa Sede un telegrama en el que expresaba su «hondo pesar» y transmitía en nombre del Gobierno «sus más sentidas condolencias a todos los miembros de la Iglesia». En el mismo, destacaba el «compromiso inquebrantable» del Pontífice con la búsqueda de la paz para el mundo y la solidaridad de los hombres».

El secretario general del PP, Angel Acebes, lamentó la desaparición «de una figura de talla universal y ejemplo de fortaleza humana» y destacó su labor de la Iglesia católica que encarna un liderazgo moral indiscutible en todo el mundo. Por su parte, el presidente del PP, Mariano Rajoy, ha expresado su «más sincera condolencia» por la muerte del Papa a diversas autoridades eclesiásticas en un telegrama en el que destacó el «testimonio que encarna la figura humana y pastoral» de Juan Pablo II al frente de la Iglesia Católica, informaron a fuentes del partido.

Desde la Comisión Ejecutiva del PSOE se hizo público un comunicado en el que se trasladaban las más sinceras condolencias a la comunidad católica, a la Conferencia Episcopal y al Estado Vaticano. El PSOE considera que el fallecimiento de Juan Pablo II, «además de un duro golpe para los católicos, es una gran pérdida para la comunidad internacional».

El telegrama ha sido remitido al secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano; al prefecto adjunto de la Casa Pontificia, monseñor Estanislao Dziwisz; y al camarlengo de la Santa Iglesia, cardenal Eduardo Martínez.

El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, manifestó el reconocimiento de su organización por su trayectoria y compromiso personal en todo momento en favor de la paz y de los derechos humanos. Sin embargo, subrayó que la vertiente más negativa fue el fuerte conservadurismo que impregnó en las cuestiones sociales como institucionales.