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EUROPA PRESS-PALMA/MADRID

Según los hechos probados de la sentencia, Urrusolo Sistiaga se desplazó a Palma junto con al menos otra persona para realizar acciones contra personal militar. Alquiló dos automóviles en dos empresas distintas y bajo una identidad falsa. Posteriormente, preparó varios artefactos explosivos sirviéndose de bombonas de butano, gasolina y pinturas.

Urrusolo colocó un coche-bomba en la proximidad de las viviendas militares de Porta des Camp, en Palma, el 30 de julio de 1991, lo que produjo quemaduras a una mujer y daños materiales por valor de 33.977'5 euros. Esa misma noche se produjo otra explosión en la planta baja de un chalet en Palma, provocada por cuatro artefactos explosivos interconectados, compuestos por una bombona de butano cada uno. La explosión provoco heridas a un alférez que había alquilado la vivienda y daños por valor de 218.047 euros. Días después de realizar estos atentados, Urrusolo Sistiaga regresó a la Península, aunque dejó en uno de los coches alquilados un artefacto explosivo que había preparado y que no llegó a colocar. La bomba, compuesta de garrafas de plástico de gasolina, fue desactivada por la policía mediante una explosión controlada que destrozó el propio vehículo y provocó daños en coches situados en las inmediaciones.