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El presidente del Congreso de los Diputados, Manuel Marín, destacó ayer el perfil «abierto y flexible» de la Constitución, recalcando que «ni destruye, ni aleja, ni uniformiza. Amar la Constitución implica cuidarla y mejorarla», al tiempo que recordó que es aconsejable que la vigencia del texto dure «mucho tiempo». Marín y el presidente del Senado, Javier Rojo, presidieron los actos de celebración del XXVI aniversario de la Carta Magna en la cámara baja. Antes de este acto, el ministro de Defensa, José Bono, presidió el izado de Bandera en la madrileña Plaza de Colón.

En su discurso, Marín tuvo también palabras de «afecto y solidaridad» para las víctimas y familiares de los afectados por el 11-M, «el golpe más duro» que ha sufrido la convivencia pacífica de los españoles. «Hoy quiero que estén presentes en la memoria de todos nosotros».

Marín, en su discurso pronunciado en la recepción de las Cortes indicó que la Cata Magna de 1978 es «el punto de partida de la democracia», al que se llegó «gracias al consenso integrador de todas las fuerzas políticas». Eso sí, recalcó que «el camino constituyente no ha sido camino de unos pocos, sino tarea colectiva», ya que, en su opinión, no debe olvidarse que «la Constitución no es de políticos o de gentes ilustradas, sino fruto de la voluntad soberana del pueblo», que en el referéndum de 1978 comprendió que «era la gran oportunidad para superar un pasado de divisiones y enfrentamientos».

Los presidentes del Congreso y del Senado presidieron la recepción a la que asistieron representantes de las principales instituciones del país, aunque también hubo ausencias destacadas, especialmente por parte de las formaciones minoritarias. A la cita acudieron los miembros del Gobierno. También estuvieron los principales dirigentes del PP, incluyendo su presidente, Mariano Rajoy; La tercera formación de ámbito estatal estuvo representada por Gaspar Llamazares, coordinador general de IU, pero por el contrario la presencia nacionalista fue casi inapreciable.