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El segundo día de la IX edición de las jornadas de Puertas Abiertas en el Congreso sirvió para que los ciudadanos que se acercaron al Palacio de la Carrera de San Jerónimo tuvieran la ocasión de reprochar a los políticos que ayer actuaron de anfitriones «siempre están de bronca».

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, acudió a la Cámara a mediodía y se detuvo a charlar con numerosas personas, algunas de las cuales no perdieron la ocasión de fotografiarse con ella.

En esta expresión coincidieron varias de las personas que recorrieron ayer las dependencias de la Cámara Baja después de aguardar largas colas en el perímetro del edificio, pese a que la mañana amaneció lluviosa en Madrid.

Muchos curiosos pugnaron por fotografiarse con los políticos que recorrían los pasillos estrechando manos y repartiendo sonrisas y tras el ambiente crispado de las últimas sesiones en el Congreso tuvieron que responder a los reproches sobre la bronca.

Fernández de la Vega expresó su enorme satisfacción por poder pasar un rato con los ciudadanos y por la respuesta ciudadana a esta iniciativa que cumple este año su novena edición y que pese al tiempo desapacible han decidido visitar «esta su casa».

El portavoz socialista en el Congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba, incidió en la idea de que el Parlamento es la casa de todos los ciudadanos y reconoció que muchos de los que había saludado le reprocharon la bronca política.

Explicó también que algunos le pedían «aquello del 'dales caña'» y, aunque dijo entender a éstos, aseguró sentirse más cercano de aquellos que le advirtieron de que «esta no puede ser la casa de la bronca sino la casa de la palabra».

Ante esa extendida recriminación de los ciudadanos, el coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, se defendía atribuyendo la crispación de la vida política al PP, partido que en su opinión «no ha admitido todavía que ha perdido las elecciones».

En su recorrido por el Palacio del Congreso y sus edificios de ampliación, los visitantes pudieron asistir a la emisión de programas de radio y televisión, contemplar el patrimonio artístico de la Cámara o sentarse en los escaños del hemiciclo, lugar que volvió a ser la estrella de las jornadas.