Eduardo Zaplana, durante su intervención en el Congreso.

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El Gobierno y el PP se enfrentaron ayer en el Congreso a cuenta de las polémicas declaraciones realizadas por el ministro de Defensa sobre el papel del expresidente del Ejecutivo, José María Aznar, en el frustrado golpe de Estado en Venezuela contra Hugo Chávez.

En el debate mantenido entre Rajoy y Zapatero en la sesión de control del Congreso, el presidente del PP, Mariano Rajoy, le preguntó por las reformas fiscales previstas por el Gobierno, aunque comenzó su intervención brindándole la oportunidad de dar una explicación sobre «el lamentable espectáculo» ofrecido por Chávez y Moratinos.

Zapatero se limitó, en su primera réplica, a responder la cuestión fijada en el orden del día sobre política fiscal. La decisión del presidente fue acogida con abucheos por parte de los diputados populares que obligó al presidente de la Cámara, Manuel Marín, a interrumpirle por dos veces para pedir silencio.

En su turno de réplica, Rajoy advirtió al presidente del Gobierno que «usted lo ha querido así, espero que no haga una gracia después, cuando yo ya no pueda replicarle» y prosiguió con su argumentación sobre las anunciadas reformas fiscales.

Cuando Zapatero tomó la palabra para cerrar el turno de réplica comenzó refiriéndose a los fondos de pensiones para, a continuación, asegurar que para «no defraudar» a Rajoy, haría referencia a la polémica sobre las declaraciones de Moratinos.

Los gritos y abucheos de la bancada popular le impidieron proseguir, y las peticiones de silencio realizadas por Marín no fueron escuchadas.

Una vez acallados los populares Zapatero apuntó que «la exigencia de que me callara ha causado estrago rápidamente entre el grupo popular», y tras subrayar que en los últimos días ha habido «muchas críticas», aseguró que «no nos molesta cómo nos trata el grupo popular después de ver cómo se tratan ustedes mismos, por ejemplo, en Elche».