Entrada de la mezquita de Roquetas de Mar (Almería), lugar en donde se reunían algunos de los detenidos.

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Los miembros de la célula islamista desarticulada por orden del juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, mantenían contactos con líderes de la red terrorista Al Qaeda, que dirige Osama Bin Laden, según las cartas que los presuntos integristas se intercambiaban desde el año 2.003, según informó ayer la Cadena Ser.

En las cartas intervenidas, queda claro que el periódico árabe que se publica en Londres a través del que se produjo la primera reivindicación del 11-M es un medio de referencia para estos grupos de radicales islamistas. En una de las cartas que se enviaron a Mohamed Achraf, presunto jefe de la célula terrorista islámica desarticulada en España, en febrero de 2003, Ami Salameh, uno de los detenidos, le cuenta a Achraf que dos artículos suyos han sido publicados en este periódico, Al Quds Alarabi. Salameh se felicita también de la puesta en libertad de Achraf y le pide a Dios que le de «suerte para hacer bien, la buena obra y el buen final».

Otra de las cartas demuestra la relación entre presos del GIA y algunos de los integrantes del grupo de la prisión de Topas. Una misiva remitida en 2.003 por uno de los del grupo de Topas a Abdelkrim Bensmail, un argelino interno en Asturias en la que le dice: «He olvidado contarte que en la cárcel de Topas hemos sido un grupo y que nuestro emir era el 'chef' Mohamed Achraf, que Dios le bendiga y que sea mártir».

Además, y según fuentes de la investigación, el grupo mantenía vínculos con el denominado Movimiento Islámico de la Juventud (IYM, por las siglas en inglés de Islamic Youth Movement), algunos de cuyos miembros ya fueron investigados por Garzón en 2001. Los detenidos también mantenían contactos con otros países como, Australia, EEUU, Holanda, Bélgica y Austria.