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El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Angel Moratinos, pidió ayer al PP que Cuba no se convierta en «una cuestión de disputa» interna en España, ya que, según explicó, el Gobierno socialista defiende una «política de Estado» en favor del pueblo cubano, tras la polémica surgida después de que este fin de semana las autoridades cubanas expulsaran al diputado del PP Jorge Moragas, incidente que ha provocado que los responsables de la UE encargados de la política hacia América Latina analicen hoy en Bruselas, en una reunión ordinaria, las relaciones bilaterales con Cuba.

«El fondo de la cuestión es que este Gobierno quiere llevar a cabo una política de Estado con Cuba y no quiere que la cuestión cubana se convierta una cuestión de disputa interior entre los distintos partidos políticos españoles», resumió el jefe de la Diplomacia.

Moratinos recalcó ayer que el Ejecutivo reaccionó «inmediatamente» solidarizándose con el diputado y convocando a la embajadora de Cuba, Isabel Allende, cuando el Gobierno holandés lo hizo ayer. Además, ante las críticas vertidas por el PP por este asunto hizo un llamamiento para que no se intente «obtener réditos políticos».

Asimismo, reafirmó su voluntad de trabajar en favor del pueblo de Cuba «mediante un diálogo con las autoridades cubanas, siempre y cuando las autoridades cubanas faciliten ese diálogo, y desde luego con una política de Estado con las fuerzas políticas, y lógicamente con el PP, pero también dentro del marco de la UE.

Por su parte, el secretario de Organización y Coordinación del PSOE, José Blanco, destacó que su partido apoya la protesta del Gobierno ante Cuba al considerar que «no es aceptable» que La Habana prohibiera la entrada de Moragas. Sin embargo, dijo que parece que a algún dirigente popular le «alegra» que se produjera el incidente porque les permite alentar «el enfrentamiento y la división».