Momento del desfile de la División Leclerc francesa ante la Familia Real. Foto: BALLESTEROS / EFE

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Toda la polémica que precedió al desfile de la Fiesta Nacional quedó diluida durante su celebración, durante la cual no hubo ni una sola nota de polémica. La parada militar estuvo marcada por la presencia de familiares de las víctimas del Yak-42, de atentados terroristas, de los agentes del Centro Nacional que murieron en Irak y por la de ex combatientes de ambos bandos de la Guerra Civil. No hubo gestos polémicos ni siquiera por la ausencia de la bandera norteamericana y la presencia de la francesa y la italiana. El líder de la oposición, Mariano Rajoy, saludó de pie la presencia de ambas, junto al portavoz parlamentario socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Entre la tribuna y la bandera, se dispuso un cortejo formado por cuatro ex combatientes republicanos y dos del bando nacional, uno de ellos de la División Azul, lo que levantó numerosas críticas en los días previos al desfile. Junto a ellos estuvieron dos familiares de víctimas de ETA, otras dos del 11-M, la viuda del GEO que murió en Leganés el 3 de abril en la inmolación de siete autores de los atentados de Madrid, la madre del periodista Ricardo Ortega -asesinado en Haití-, un familiar de uno de los agentes del CNI asesinado en Irak, y otro de una víctima del accidente del Yak-42.

Como ya es tradicional, el Rey Juan Carlos presidió el desfile. El monarca llegó a la madrileña Plaza de Colón a las 11.45 horas, acompañado por la Reina Doña Sofía y la Familia Real al completo, los Príncipes de Asturias y los Duques de Lugo y de Palma. Don Juan Carlos colocó una corona de laurel los pies de la enseña, acompañado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Según estaba anunciado el 'Homenaje a los que dieron la vida por España' contó con las modificaciones oportunas para evitar una «guerra de banderas».

El Gobierno en pleno -a excepción de los ministros de Trabajo, Jesús Caldera, e Industria, Jesús Montilla- estuvo en la tribuna. Siguiendo el guión previsto, el desfile partió de la Plaza de Emilio Castelar y recorrió el Paseo de la Castellana hasta la Plaza de Cibeles. Unos 4.200 militares, 3.500 de ellos desfilando, participaron en la fiesta, con 92 aeronaves y cerca de 300 vehículos. El tiempo, además, acompañó. Aunque hubo nubes y claros, los madrileños respaldaron la iniciativa gracias a que la lluvia no hizo acto de presencia.