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Toda la oposición parlamentaria recriminó ayer en el Congreso a la ministra de Exteriores, Ana Palacio, que el Gobierno español haya copatrocinado en Naciones Unidas, junto a Estados Unidos y Reino Unido, una resolución que abre la puerta a la guerra contra Irak. En una comparecencia celebrada en la Comisión de Asuntos Exteriores, Palacio tuvo que escuchar, entre otras cosas, que el Gobierno volverá a quedarse sólo en el Parlamento defendiendo su postura belicista. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, afirmó que el Gobierno realiza «la política exterior que nos ampara y demanda la sociedad española» respecto a la crisis de Irak, y reiteró que no se ha decidido ninguna aportación militar. Palacio compareció a petición propia en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, en la que todos los portavoces, salvo el del PP, mostraron su rechazo a la propuesta de nueva resolución de la ONU presentada ayer por España con EEUU y el Reino Unido, y acusaron al Gobierno de quedarse solo defendiendo la guerra.

Marín expresó su preocupación por el deterioro de la imagen de España en sus áreas tradicionales de influencia, le dijo que el Gobierno no tenía derecho a «destrozar» la política exterior y le sugirió olvidarse de las «fantasías» para no caer en el cuento de la lechera. Una referencia del Wall Street Journal en la que se afirma que España hace llamadas «en nombre de Bush» sirvió al portavoz de CiU, Ignasi Guardans, para expresar su vergüenza por la imagen del presidente Aznar en la escena internacional. Además, la oposición trabaja para dar una respuesta conjunta al Gobierno sobre el conflicto de Irak. PSOE e IU pretenden que el Congreso de los Diputados vote el próximo martes una resolución, muy similar a la que impulsan Francia, Alemania y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU. Lo que de momento no ha conseguido la oposición, por la mayoría absoluta del PP, es una comparecencia extraordinaria del presidente del Gobierno.

El PSOE acusó al Ejecutivo de «destrozar» la tradicional política exterior española, mientras Convergencia i Uniò dijo avergonzarse de la imagen de Aznar haciendo llamadas «en nombre de Bush» para presionar al resto de socios del Consejo y lograr su apoyo a esta segunda resolución. El socialista Manuel Marín no dudó en dar por buenas sus suposiciones al afirmar que los dados están echados desde hace tiempo y sale siempre «guerra», lamentó que la opinión pública esté viendo cómo su presidente «recolectar votos para la guerra», mientras el Gobierno lo llama buscar el consenso. «¿Se creen que nos hemos vuelto tontos de remate?», le preguntó.