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La comparecencia en el Congreso de los Diputados del presidente del Gobierno, José María Aznar, para explicar la postura española en el conflicto de Irak se saldó con el rechazo total de todos los grupos de la oposición a entrar en una guerra que consideran desproporcionada y motivada por el seguidismo a EE UU. Todos los grupos solicitaron un turno de réplica que Rudi no concedió.

El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, acusó ayer a José María Aznar de sustituir «sin diálogo» los ejes de la política exterior española por la «obediencia ciega» a EE UU y le pidió que rechace una nueva resolución de la ONU que dé paso a una guerra con Irak sin otorgar más tiempo a los inspectores.

En su intervención ante el pleno del Congreso durante la comparecencia de Aznar para exponer la posición del Gobierno sobre la crisis iraquí, Rodríguez Zapatero afirmó que el PSOE sigue sin ver razones para un «ataque preventivo» a Irak, que sería a su juicio «profundamente desproporcionado e injusto» cuando no hay ningún «peligro inminente» que justifique una «guerra devastadora».

Frente a la «sumisión» del Gobierno a las tesis de la Administración estadounidense, el máximo dirigente socialista defendió un consenso sobre la necesidad de «dar todo el tiempo y los medios» precisos a los inspectores de la ONU para facilitar su misión en Irak.

«Mi oposición no es de oposición a su Gobierno, sino a un uso de la fuerza de manera injustificada», señaló Rodríguez Zapatero, quien precisó que su partido también comparte el objetivo de desarme de Irak, si bien concretó que un ataque militar, «a la luz de los datos que existen» y sin «pruebas contundentes y evidentes de una amenaza inminente, es una reacción desproporcionada e injusta».

El líder de IU, Gaspar Llamazares, insistió en que ninguna razón justifica una guerra preventiva y preguntó al presidente del Gobierno si «merece la pena gobernar una UE dividida o americana», al tiempo que le acusó de someterse al «vasallaje» de Bush por «ambición política».