TW
0

Pep Roig

No les iba a suceder como en el día anterior, y por eso los de Protección Civil se reunieron de noche para establecer la estrategia para atacar las toneladas de brea que impregnan las rocas de Touriñan. No irían todos. Un grupo de unos treinta voluntarios se quedaría en la playa de Piñeirido, en Muxía. A ella fueron a trabajar los más afectados por la dura jornada pasada; los demás, partieron hacia la zona brava del cabo de Touriñan, en plena Costa da Morte.

Nada más llegar se encontraron con la imprevista presencia de un grupo de militares de la Brigada Paracaidista de Alcalá de Henares, que ya había ocupado la larga rampa de hormigón en la que los de Mallorca pensaban trabajar. Tampoco pudieron hacerlo en el mismo tramo de rocas, a la izquierda de la rampa, puesto que allí estaba un grupo de mariscadores haciendo lo propio. Los mallorquines, pues, se instalaron a la derecha, formando una cadena ascendente desde la primera línea del mar hasta la explanada en la que se encontraban los contenedores, que en esta ocasión sí eran suficientes, además de otros medios como tractores, camiones y, lo más importante, un equipo sanitario con botiquín para ir atendiendo las emergencias, que ayer fueron mucho más escasas: algún ligero mareo o irritación en los ojos.

A media mañana, el mallorquín David Hernández Baguley sacó de entre el chapapote una gaviota completamente embadurnada de petróleo. No pudo hacer nada más que colocarla, sin vida, sobre una roca, y seguir con su trabajo. David forma parte de la anteriormente citada agrupación militar de paracaidistas. Mientras tanto los expedicionarios de Mallorca no paran de trabajar, y a medida que pasa el tiempo el sudor les impregna los cuerpos herméticamente cerrados. Las gafas protectoras se empañan o se mueven, la mascarilla molesta y todos tienen que recurrir a los que tenemos las manos limpias para corregir la posición de esos complementos de seguridad. Irene, la del pelo rojo, es de las primeras que acude para que le pongan bien las gafas, porque apenas puede ver, y la mascarilla casi le impide respirar. Onofre, de Pollença, debería formar parte del equipo de apoyo de Protección Civil «pero estoy cansado de estar con las manos limpias y prefiero sacar toda esa porquería