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En el primer testimonio judicial que ofrece desde que salió a la luz este caso, Ybarra, que compareció como imputado ante el juez Garzón, inició su declaración argumentando que los fondos no estaban ocultos, pues fueron «contabilizados y auditados», aunque no incorporados a las cuentas del grupo consolidado.

Además, defendió que los fondos secretos estuvieron perfectamente gestionados, pues inicialmente, hace trece años, suponían unos 8.000 millones de pesetas, y cuando se reintegraron en las cuentas del banco, en diciembre del año 2000, ascendían a unos 42.000 millones de pesetas.

No hubo por tanto perjuicio para los accionistas, según defendió ante Garzón, en una declaración en la que evitó entrar en contradicción con la versión facilitada por el actual presidente, Francisco González.

Ybarra explicó que durante estos años trató de buscar la mejor forma para reintegrar en las cuentas este dinero, si bien siempre tuvo en cuenta que los fondos estuvieran permanentemente a disposición de la entidad, como ocurrió. Aunque no recuerda cuándo informó a González de la existencia de las cuentas secretas, explicó a Garzón que ambos acordaron tomar como referencia la fecha de septiembre del año 2000.

En el interrogatorio, que duró unas cuatro horas, Ybarra sólo fue preguntado por las operaciones que contiene el expediente del Banco de España, y no por operaciones efectuadas en Latinoamérica, ni por la presunta colaboración del banco en delito fiscal de sus clientes a través de Jersey, dado que estas dos piezas serán instruidas de forma separada por Garzón.