Aznar se entrevistó ayer con Silvio Berlusconi dentro de su gira europea preparatoria de la cumbre.

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De nuevo se revuelven las aguas en materia de extranjería. El anuncio del ministro del Interior, ayer martes, de modificar la Ley de Extranjería se hizo ayer más concreto por las declaraciones de Fernández Miranda, que avanzó algunos puntos sobre los que trabaja el Ejecutivo. Este posible giro en política migratoria coincide además con un endurecimiento de las leyes sobre la materia de diferentes estados europeos.

Precisamente el martes Italia aprobaba una norma que endurece notablemente las condiciones para la permanencia de los extranjeros en el país. Lo más llamativo es que los inmigrantes que no tengan trabajo serán expulsados. Según el avance que hizo el delegado del Gobierno, no parece que el Ejecutivo vaya a llegar tan lejos. Fernández-Miranda explicó que en principio se plantea un endurecimiento de las condiciones para que un ilegal regularice su situación y un aumento de penas para los traficantes de personas. En la actualidad un extranjero 'sin papeles' puede normalizar su situación después de haber pasado en España cinco años, o tres en casos especiales.

Fernández-Miranda aseguró que el Ejecutivo quiere «hacer desaparecer de ella los pocos rasgos que aún tiene que favorecen la existencia de los ilegales, clandestinos, que siguen llegando en cantidades inasumibles, que siguen abusando de los países de destino y sin la colaboración de los gobiernos de sus países».

Estas dos medidas cerrarían por completo la posibilidad de que un inmigrante que entra en España de manera ilegal obtenga algún día su regularización, salvo por razones humanitarias o circunstancias excepcionales.

El vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior, Mariano Rajoy, señaló por su parte que la reforma de la Ley de Extranjería es un asunto «muy serio» cuyo principal objetivo es apostar por el fomento de la inmigración legal y ser «contundente» con la ilegal.