Aznar clausuró ayer la convención del PP aragonés.

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El presidente del Gobierno, José María Aznar, volvió ayer a defender con ardor la Ley de Partidos, y aseguró que siente no haberla puesta en marcha antes para «aplastar la serpiente» -en alusión a ETA" y con los «santuarios políticos» para Batasuna. Aznar siente no haber puesto en marcha la Ley de Partidos hace tiempo para acabar con «santuarios y refugios» dentro de la democracia. «Cuando nos dicen que nosotros lo que queremos es prohibir ideas, recuerdo los motivos por los que asesinaron a Manuel Giménez Abad y a los que hemos tenido la suerte de no haber muerto, ahí sí querían acabar con nuestras ideas», dijo el presidente en la Convención del PP en Aragón, en recuerdo del que fuera presidente de los populares aragoneses.

En un tono muy duro, Aznar preguntó si desde las ideas «se organizan comandos terroristas, se financia el terrorismo y se le da refugio al terrorismo, o si es una idea la que pone el coche bomba». «Parece que los señores que pueden estar sentados en un ayuntamiento llamando por teléfono diciendo 'a ese hay que matarlo', o matándole directamente, o financiando a los que matan o dándoles cobijo, esos no tienen que dar explicaciones».

Ahora que el proyecto está en marcha, Aznar aseguró que busca «todo el apoyo», incluyendo el de los españoles. «Desde el Estado de Derecho, con la Ley en la mano, el apoyo de la ciudadanía y sufriendo lo que haya que sufrir, estamos dispuestos a dar esa batalla y aplastaremos a esa serpiente de una santa vez», añadió.

Al PNV le lanzó varios mensajes. Aseguró que hay una línea que separa «a los que están con las víctimas de los que están con el terror». «No se puede estar con Batasuna y contra Batasuna al mismo tiempo». Es más, Aznar calificó el documento de Eudel como «un papelito para aislar a Batasuna» que no es compatible con el mantenimiento en los ayuntamientos de los acuerdos con la formación abertzale. «Eso sí que son cálculos políticos y electorales», respondió a los nacionalistas.

Al lehendakari, Juan José Ibarretxe, le advirtió que su intención de convocar una consulta popular sobre autodeterminación sólo servirá para «dividir a la sociedad vasca y no contestar a las preguntas que hay que contestar», porque los vascos ya se manifestaron en el referéndum constitucional y en las sucesivas elecciones que se han convocado desde entonces.