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El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación marroquí, Mohamed Benaissa, explicó ayer que la retirada del embajador en Madrid se debe al descontento de Marruecos por el nivel de las relaciones bilaterales.

Se refirió concretamente a los acontecimientos tras el fracaso de las negociaciones de pesca entre la UE y Marruecos, a la actitud en España con los inmigrantes marroquíes tras los atentados del 11-S y al referéndum simbólico sobre el Sahara celebrado en Andalucía.

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, apeló a la buena voluntad de las autoridades de Marruecos para encontrar una nueva fecha para la reunión de alto nivel hispano-marroquí que se iba a celebrar a finales de diciembre, y que Rabat ha aplazado alegando problemas de agenda.

Banaissa manifestó ante el Parlamento el descontento marroquí sobre la calidad y el nivel de las relaciones bilaterales entre España y Marruecos como causa de la retirada de su embajador. «Ha llegado el momento de que hagamos un llamamiento sincero al vecino español, a todos sus componentes gubernamentales, políticos y sindicales, así como a sus ONG, para abrir una nueva era en las relaciones entre los dos países, sobre una base realista».

La base de estas nuevas relaciones, dijo, debe ser un clima de respeto y confianza mutua que permita evitar en el futuro las divergencias que, de vez en cuando, se han registrado y hasta ahora superado en las relaciones entre ambos países, que «se han visto marcadas en los últimos meses por tensiones que han adquirido un carácter continuo y que atentan contra cuestiones sensibles y de extrema importancia para nuestro país». También lamentó «una paralización en la cooperación económica y financiera por parte del Gobierno español».