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Aunque el Consejo de Ministros analizó ayer su borrador para la reforma de la negociación colectiva, renunció a aprobarlo, pero dio una advertencia a los agentes sociales afirmando que la reforma es urgente y que espera que el acuerdo se alcance en pocos días. Los sindicatos advierten del peligro de aprobar una nueva ley social sin el consenso de todas las partes y acusan al Gobierno de permitir a la CEOE marcar la pauta de la futura normativa.

El ministro Portavoz, Pío Cabanillas, intentó tranquilizar a los agentes sociales al término de la reunión del Ejecutivo, asegurando que «no hay un plazo específico» para poner fin a las negociaciones, si bien manifestó que el Gobierno «tiene la esperanza» de que esta mesa pueda cerrarse con un acuerdo «en los próximos días» y mantiene su opinión de que es necesario acometer una reforma de la negociación colectiva con urgencia.

Pero Cabanillas advirtió que es «esperable y necesario» que los agentes sociales sean «flexibles» en las negociaciones para que se pueda alcanzar un acuerdo lo antes posible. Los sindicatos mantienen, como lo hicieron ayer tras la reunión de la mesa, que no admitirán que se apruebe una reforma sin el consenso de todas las partes.

Desde CC OO, su secretario de Organización y Comunicación, Rodolfo Benito, consideró positivo que el Consejo de Ministros haya decidido no aprobar la reforma de manera unilateral y pidió al Gobierno que descarte esa posibilidad para no desincentivar las negociaciones, especialmente, «a quien menos interés en ellas, la patronal». De hecho, Benito acusa al Ministerio de Trabajo de haber diseñado un anteproyecto que «mira mucho a la CEOE, no sirve para fortalecer la negociación colectiva, contiene rigideces y debilita el papel del convenio sectorial». El secretario general de UGT, Cándido Méndez, advirtió que la aprobación unilateral supondría un grave error, porque añadiría «tensión, conflictividad y enrarecimiento» a las relaciones sociales.