Estado en que quedó la zona tras la explosión del paquete bomba en la calle López Hoyos de Madrid.

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La acción, perpetrada al día siguiente de finalizar el debate sobre el Estado de la Nación, causó heridas graves al general y lesiones de diversa consideración a otras quince personas, algunas de las cuales tuvieron que ser ingresadas en centros hospitalarios de la capital. El atentado se produjo a las 8.30 horas a la altura del número 136 de la calle de López de Hoyos, en el distrito de Chamartín, una zona muy transitada a esa hora de la mañana en la capital, y junto a una oficina del BBVA y una parada de autobús. Para cometer su acción, los terroristas utilizaron un método poco habitual, quizá para no levantar sospechas y pasar desapercibidos. Los terroristas esperaron la salida a la calle del general para accionar el mando a distancia y hacer explosionar el paquete, que alcanzó de lleno a Justo Oreja, quien fue ingresado con pronóstico grave en el hospital de La Paz.

Al parecer, los terroristas utilizaron en su huida un vehículo Peugeot 405 que casi siete horas más tarde hicieron explosionar en parte en una calle próxima al lugar del atentado, cerca de la plaza de Santa Gema, pero habían colocado en su maletero una bomba-trampa que los artificieros explosionaron dos horas más tarde sin que se produjeran heridos. El vehículo fue robado en el mes de marzo en el Camino de Vinateros, en el distrito de Moratalaz, y llevaba placas de una partida que ETA robó en noviembre de 1999 en la localidad guipuzcoana de Eibar junto a una troqueladora y el número de matrícula correspondía al coche de un vecino de Leganés (Madrid).

El general, que presta sus servicios en el Cuerpo Militar de Intervención del Ministerio de Defensa, salió de su domicilio situado en el número 134 de la calle de López de Hoyos para comprar el periódico en un quiosco cercano, como hacía habitualmente, aunque en algunas ocasiones lo hacía su conductor. Según fuentes de la investigación, el general, que dentro de pocos meses pasará a la reserva, adoptaba medidas de autoprotección, pero, según su hermano Àngel, nunca se sintió amenazado ni expresó temor a sus familiares por ser objetivo de la banda. Nada más escuchar la explosión, la mujer de Oreja y su hijo pequeño salieron corriendo desde su casa a la calle, al tener la convicción de que el objetivo era el padre de la familia, según dijo una vecina.

Según el último parte médico facilitado por La Paz, el general ha sido trasladado a la unidad de quemados críticos, sedado, intubado y con ventilación mecánica, su pronóstico es grave y presenta quemaduras dérmico superficiales y profundas en el 50 por ciento de su cuerpo. Además, tiene traumatismo craneoencefálico y ocular, fractura en la muñeca izquierda y contusión pulmonar. Uno de los primeros en atender al general fue un farmacéutico, quien vio a la víctima tirada en el suelo, con la ropa desgarrada, el cuerpo quemado y totalmente conmocionado. El atentado causó consternación en el barrio y provocó daños en unas sesenta viviendas de siete bloques de la zona. La onda expansiva causó heridas a otras quince personas, algunas de las cuales tuvieron que ser ingresadas en hospitales, entre ellas un niño de siete años.