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El Gobierno se abstendrá hoy en la votación sobre el establecimiento de un periodo transitorio de siete años para el pleno establecimiento de los trabajadores procedentes de los países del Este de Europa, según fuentes diplomáticas españolas. Con su abstención España permitirá la aprobación de esta propuesta en la reunión de Embajadores Permanentes de los Quince que tendrá lugar hoy en Bruselas.

La propuesta de compromiso que se aprobará hoy estará en la línea de las ideas de la Comisión Europea, que propuso un periodo de transición de cinco años ampliable a otros dos para los países miembros que lo consideren necesario y justifiquen esta decisión. También incluirá una moratoria a la libre prestación de algunos servicios, especialmente en el sector de la construcción, una reivindicación alemana y austriaca. Madrid admite que la posición defendida por Berlín y Viena y sustentada en el temor a una avalancha de trabajadores procedentes de países más pobres, no es de su agrado y no la entiende. No obstante, también se ha querido dejar claro que España no bloqueará el proceso de ampliación, como hasta ahora se le ha venido reprochando, vinculando el visto bueno a esta moratoria con la garantía de que España mantendrá las ayudas regionales cuando la renta de los nuevos socios convierta a España en un país «estadísticamente» más rico.

En este sentido, el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, manifestó en Valencia que España «no ha cambiado su posición» respecto a la pretensión alemana, pero que veía «conveniente» tener en cuenta otras cuestiones como la repercusión que sobre la política regional tendrá la ampliación. La secretaria de Política Internacional del PSOE, Trinidad Jiménez, cree que el Gobierno actuó con «muchísima torpeza» al vincular el debate sobre el mantenimiento de las ayudas europeas con la libre circulación de personas y que, al final, se ha visto obligado a ceder ante Alemania.

Según declaró Jiménez, al defender la postura española vetando otros capítulos de la negociación, la diplomacia española no ha hecho sino «desgastar» a nuestro país, dado que, en su opinión, a pesar de que existen argumentos de peso para avalar el mantenimiento de las ayudas regionales en una UE ampliada, no se ha planteado de manera constructiva y por eso ha suscitado malestar en Europa. También lamentó que el Gobierno haya pecado de «ignorancia» creyendo que con una actitud «arrogante, como si tuviera mayoría absoluta», iba a lograr sus objetivos en Europa. «Si el Gobierno es inteligente debería plantear el debate de otra manera», recordó.