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OTR/ PRESS-MADRID El asesinato del presidente del PP aragonés, Manuel Giménez Abad, perpetrado por la banda terrorista ETA el pasado domingo tiñó de luto una campaña que, hasta entonces, había tenido su principal foco de atención en los pactos postlectorales, fundamentalmente centrados en dos posibilidades, PNV-EA y PSE por un lado, y PP y PSE por el otro. Además, en esta ocasión, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), no publicó su habitual sondeo electoral, alegando problemas técnicos. Los partidos criticaron al Gobierno por ocultar los datos de la encuesta, e IU, directamente, los hizo públicos, vulnerando la Ley Electoral.

En el último fin de semana de campaña ya nadie esperaba un atentado terrorista. No había nada que pudiera indicar una reaparición de ETA, incluso los actos de 'kale borroka' en el País Vasco habían disminuido un 40 por ciento desde que se inició el proceso electoral. Sin embargo, ETA asesinó de nuevo. Eso sí, no lo hizo en Euskadi, sino en Zaragoza. El presidente del PP aragonés, Manuel Giménez Abad, se convirtió en la última víctima de ETA y fue la forma en que la izquierda abertzale entró en la campaña. Todos los partidos quisieron honrar la memoria del dirigente popular, y decidieron suspender todos los actos electorales que tenían previstos para el lunes 7 de mayo. Todos, salvo EH, que continuó su campaña como si nada hubiera ocurrido.

El atentado terrorista sirvió para que PNV y PP encontraron un nuevo motivo para la discordia. El presidente peneuvista, Xabier Arzalluz, acusó a los populares de pedir el voto con el cadáver aún caliente, y tanto el PP como el Gobierno respondieron con dureza recordando a los nacionalistas el apoyo que recibieron de la izquierda abertzale. Aunque Giménez Abad fue la única víctima mortal, no fue éste el único atentado que perpetró ETA. La banda terrorista marcó la jornada de reflexión al hacer estallar un coche bomba en Madrid coincidiendo con las 0.00 horas del viernes, hora límite de la campaña electoral. Afortunadamente, esta segunda irrupción de ETA no causó muertos, tan sólo varios heridos leves y uno grave, aunque su vida no corre peligro.