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La dirección socialista recibió «petrificada» la confesión de Rafael Centeno, vicepresidente tercero del Parlamento andaluz, de que el había sido el autor de un comentario xenófobo recogido por unas cámaras de televisión. La Ejecutiva del Partido podría decidir hoy el futuro de este diputado que entre lágrimas hizo la confesión públicamente y puso su cargo a disposición del partido.

La casualidad quiso que unas cámaras de televisión, mientras estaban en el Parlamento Andaluz para cubrir una sesión sobre la inmigración, grabara una voz que decía «los moros, que se vayan a Marruecos, que es donde tienen que estar». El hecho de que la voz no se distinguiera con claridad y no se hubiera recogido en imágenes al autor del comentario, dio pie a «dimes y diretes» y a acusaciones sobre quién había hecho dichas afirmaciones. De hecho, se llegó a apuntar directamente al diputado del PP, Matías Conde, por su proximidad física al micrófono de la cámara.

Por eso, la sorpresa ha sido mayor cuando Centeno confesó ser el que pronunció las palabras. En una rueda de prensa y visiblemente emocionado, el diputado afirmó entre lágrimas que asume las consecuencias políticas de lo que ha traído todo esto aunque no el contenido de una frase que «ni pienso ni siento».

El PP dijo que Centeno ha demostrado ser valiente por lo que no le linchará como hizo el socialista José Caballos al acusar a quien no debía. IU reclamó la reprobación de Centeno y crítico las durísimas palabras de Caballos en el Parlamento. Desde el PSOE, Rodríguez Zapatero pidió disculpas a su homólogo del PP, Javier Arenas.