Cerca de mil radicales intentaron boicotear el acto, y fueron reprimidos por la Ertzaintza.

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«La propuesta de adhesión a ese pacto en ningún momento ha llegado a la Conferencia Episcopal Española». Así de rotundo negó Juan José Asenjo que se hayan producido contactos entre los firmantes del acuerdo antiterrorista y la Iglesia. «Ni por escrito, ni en conversación personal, ni por teléfono, ninguno de los altos dirigentes de los dos partidos firmantes nos han hecho semejante propuesta», añadió.

A pesar de que no ha llegado esa propuesta, según explicó, la Iglesia, que ya debatió sobre ello en el Comité Ejecutivo del mes de enero, no se sumaría de ningún modo al pacto. «Nuestro parecer es que la Iglesia, la Conferencia Episcopal, no debe firmar semejante pacto ni debe comparecer en un foro donde, de alguna forma, se visibilizara la adhesión».

Asenjo fue aún más lejos, y precisó que «la Iglesia preferiría no ser invitada» a formar parte del acuerdo contra ETA, ya que no podría ser «un sumando más, no habría homogeneidad entre los sumandos». Este hecho, según explicó, es una de las principales razones por las que la Conferencia Episcopal no podría adherirse al acuerdo.

Pero no la única, ya que la Iglesia no podría sumarse a un pacto político. «Queremos distinguir muy claramente la naturaleza de las instituciones que firman, que son partidos políticos, y la naturaleza propia de la Iglesia, que es una institución de carácter religioso, de carácter pastoral», dijo, a pesar de que varias organizaciones sociales y sindicales ya han mostrado su apoyo a los principios del documento.