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El comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Alvaro Gil Robles, inició ayer su visita al País Vasco, en la que mantendrá diversas reuniones de trabajo con dirigentes políticos, pacifistas y sindicales para conocer, de primera mano, la situación real de Euskadi. Con quien no se reunirá Gil Robles es con el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, quien recordó al comisario europeo que el País Vasco «no es Chechenia, porque aquí sabemos quienes son, quienes violan y destrozan los derechos humanos, quienes los quebrantan y quienes los defienden», recordando que el propio comisario aseguró que visitaría Euskadi «teniendo como referencia a Chechenia».

El encuentro más destacado del día fue el que mantuvo el comisario europeo con Xabier Arzalluz. Para ello, Gil Robles y Arzalluz mantuvieron una comida que se prolongó por espacio de dos horas. Arzalluz explicó que la reunión fue cordial ya que ambos se conocen desde hace muchos años, e incluso han trabajado juntos. El presidente peneuvista transmitió a Gil Robles la idea de que el Gobierno central no acepta que el conflicto en el País Vasco tiene un origen político que exige algo más que una solución policial. «ETA tiene un entorno de miles de votos que están ahí, así que no es sólo un tema de coger comandos», le dijo.

Por este motivo, Arzalluz solicitó a Gil Robles que solicite la ayuda de las instituciones europeas. «Como es un hombre afianzado en la Unión Europea, la Comunidad debía preocuparse de este problema», dijo. «Le pido que intente hacerse cargo de este tema, que es europeo, ya que afecta a los estados español y francés y tiene una determinada dimensión», concluyó. De la misma forma, Gil Robles mantuvo un encuentro con el coordinador general de IU-EB, Javier Madrazo, quien, a lo largo de tan solo quince minutos, le expuso la necesidad de que se ataje no sólo el terrorismo de ETA, sino también la violencia callejera. Por ello, pidió un cambio en la legislación penitenciaria y mayor diálogo entre los partidos para acabar con el conflicto vasco.