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Los sindicatos CC OO y UGT acusaron ayer al Gobierno de «romper» el diálogo con la patronal en el marco de la reforma laboral, como consecuencia del anuncio realizado por el Ejecutivo de que legislará esta reforma en caso de que sindicatos y empresarios no alcancen un acuerdo a corto plazo. Las centrales sindicales realizan un balance positivo del Acuerdo Interconfederal para la Estabilidad en el Empleo firmado en 1997 aunque afirman que este convenio no ha servido para reducir la tasa de temporalidad en el mercado de trabajo español.

Los representantes sindicales no se dan por vencidos y aseguran que no se levantarán de la mesa de negociaciones. El secretario de Acción sindical de UGT, Toni Ferrer, advierte que las interferencias del Ejecutivo de Aznar y el anuncio de imposiciones están produciendo una actitud «poco receptiva» por parte de la patronal que únicamente habla del coste del despido.

En este sentido, afirmó que la negociación está en una «fase crítica, en la fase del músico que sólo sabe tocar una nota». Así, señaló que las discusiones en torno a la reforma del mercado de trabajo se están convirtiendo en «un dos contra uno», ya que, en su opinión, el Gobierno se está posicionando a favor de la patronal. Las centrales aseguran que el Ejecutivo no les ha comunicado sus intenciones en una reunión, pero «ha mandado recados, y éstos van en la línea de la patronal».

El principal objetivo de las organizaciones empresariales es rebajar los costes del despido, más todavía de la indemnización por despido de 33 días por año trabajado contenida en el contrato indefinido e incentivado que sindicatos y empresarios pactaron en la anterior reforma. «No han hablado de cifras concretas, pero los 33 días les parece corto», aseguró Ferrer.