Especialistas en explosivos de la Ertzaintza desactivaron el artefacto colocado por ETA.

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OTR/PRESS - SAN SEBASTIÀN La bomba, que estaba colocada en una extraña maceta con un helecho, estaba conectada a la puerta mediante un sistema de sedal que debía cerrar el circuito eléctrico que activaba la bomba tras la apertura de la puerta. Un fallo en el detonador ha evitado que el matrimonio y su hijo de un año perdieran la vida.

Cuando uno de ellos abrió la puerta a las 9.15 de la mañana para llevar a la guardería a su hijo, lo hizo con la contundencia suficiente para desprender el detonador de los dos kilos de explosivo. La maceta situada en el descansillo comenzó a producir un chisporroteo seguido de una leve detonación. Al percatarse de la situación, los tres retrocedieron rápidamente sobre sus pasos e inmediatamente llamaron a la Ertzaintza, que desplazó hasta el lugar un equipo de desactivación de explosivos y procedió al desalojo de la vivienda.

Los agentes, que se llevaron el artefacto para analizarlo, descubrieron en el interior de la maceta una fiambrera cargada con dos kilos de titadine (el explosivo robado por ETA en Bretaña) y un kilo y medio de tornillería. La bomba estaba preparada para detonar en el momento en que se abriera la puerta por medio de un cable atado a la manilla.

Por si este mecanismo fallaba, la bomba contenía también un temporizador para tratar de garantizar el objetivo. Afortunadamente, los dos sistemas fallaron. Sólo estalló el detonador y no toda la bomba. Si la puerta se hubiera abierto con más lentitud, se habría provocado una explosión con capacidad para matar a las dos personas.

El atentado frustrado cometido ayer por ETA contra el matrimonio de periodistas se une a una larga lista de actuaciones contra profesionales de los medios de comunicación por parte de la banda terrorista, intensificada en los últimos años. ETA ha asesinado en su historia a dos periodistas y lo ha intentado en, al menos, media docena de ocasiones.