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La sociedad entera, con el rey don Juan Carlos a la cabeza, comunidades autónomas, representantes de los partidos democráticos y diversas organizaciones pacifistas mostraron ayer su más enérgica condena por el atentado que costó la vida a dos guardia civiles. El rey don Juan Carlos envió un telegrama al director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, en el que condenó el «brutal y cobarde» atentado de ETA. Además, y en nombre de toda la Familia Real, los Reyes dirigieron sendos telegramas de condolencia a los padres de los dos guardias civiles asesinados.

El secretario general del PP, Javier Arenas, lamentó el atentado y dijo que PSOE y PP «mutuamente nos tenemos que exigir lealtad, colaboración y seriedad» en la lucha antiterrorista. Estos partidos, por medio de sus máximos dirigentes en el País Vasco, Carlos Iturgaiz y Nicolás Redondo Terreros, coincidieron al pedir al PNV que aclare las dudas que recaen sobre él respecto a su colaboración con EH. Iturgaiz mostró su deseo de que el PNV y EA «rompan todos los pactos con el mundo de ETA y HB y no les den balones de oxígeno a estos criminales». El presidente del PP vasco afirmó que con el atentado de ayer lo único que hacen los terroristas es «cavarse su propia fosa y espero y deseo que muy pronto estén delante de un juez y en la cárcel, que es el sitio que merecen estos canallas».

Redondo Terreros instó a las fuerzas democrática a actuar «sin nominalismos, sin complejos, sin literatura y sin dudas». Desde el PNV, la secretaria del Euzkadi Buru Baztar (EBB), Josune Ariztondo, afirmó que «con muertes de personas, con atentados, destrozos y kale borroka no llegamos a ninguna parte». Por parte de EA, su vicesecretario general, Rafael Larreina, pidió a ETA que, «de una vez por todas escuche, respete y acate la voluntad, la palabra y la decisión de Euskal Herria, que quiere la paz». También el coordinador general de IU-EB, Javier Madrazo, manifestó su «más enérgica condena» y Pere Esteve, secretario general de CDC, instó al diálogo entre las fuerzas políticas desde posiciones de «humildad».