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El IPC aumentó el 0'6% en julio, con lo que la tasa anual de inflación se elevó al 3'6%, la más alta desde septiembre de 1996, informó ayer el Instituto Nacional de Estadística. Las subidas de los precios del turismo y la hostelería y de los alimentos frescos fueron las principales responsables del aumento del IPC, que no experimentaba una subida mensual tan acentuada desde abril de 1996. La inflación acumulada en los siete primeros meses del año, un 2'4%, supera en cuatro décimas el 2% previsto por el Gobierno para todo el ejercicio 2000. La inflación subyacente, en cuyo cálculo se excluyen los precios de la energía y los alimentos frescos, creció un 0'5% en julio y se situó en el 2'5% en tasa interanual.

El sector más inflacionista en julio fue el turismo y la hostelería, cuyos precios subieron un 2'8%, seguido de la alimentación, con un aumento del 0'6%. Los precios de los carburantes y combustibles, que han subido un 11'7%o en lo que va de año, se mantuvieron estables con respecto al mes anterior. El secretario de Estado de Economía, José Folgado, destacó la preocupación del Gobierno por la marcha de la inflación y afirmó que la evolución de los precios es «un peligro que hipoteca el futuro a largo plazo». Folgado hizo un llamamiento al sector turístico para que haga un esfuerzo de contención y advirtió a los empresarios de que pondrán en peligro el futuro del sector si no moderan sus precios, una moderación que extendió a los trabajadores.

El secretario de Estado insistió en que el Gobierno mantiene como referente el objetivo de inflación del BCE para toda la UE, cifrado en el 2 por ciento. Los sindicatos culparon al Gobierno y a los empresarios del rebrote inflacionista y pidieron medidas para garantizar que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo. CC OO propuso una rebaja de los impuestos indirectos para frenar la subida de los precios y acusó al Gobierno y a los empresarios de incumplir sus obligaciones en los momentos de bonanza económica.