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La banda terrorista ETA arremetió ayer, de nuevo, contra la prensa con el envío de un paquete-bomba al periodista del diario 'La Razón' Jesús María Zuloaga, especializado en información de terrorismo, apenas unas semanas después del recibido por el periodista de Radio Nacional Carlos Herrera, que son los dos primeros casos de este tipo tras la ruptura de la tregua de ETA.

El paquete fue detectado a las doce del mediodía por los servicios de seguridad del periódico, al pasar por el escáner, por lo que los responsables del medio de comunicación avisaron inmediatamente a la policía. Se trataba de un paquete que llegó en un sobre blanco en cuyo interior se encontraba un ejemplar de la novela «Crimen y Castigo» de Fiodor Dostoievski, en el que habían practicado un agujero, donde introdujeron una caja de Nivea con el explosivo. La policía envió al lugar a técnicos especialistas en desactivación de explosivos que desalojaron el edificio en el que se encuentra el diario, aunque Anson permaneció en su despacho, según dijo luego a los periodistas. Los agentes sacaron el paquete a un solar cercano, donde lo explosionaron y trasladaron los restos a las dependencias policiales de Canillas para realizar un análisis más exhaustivo.

El director general de la Policía, que se personó en el lugar, explicó a los periodistas que el paquete contenía entre 100 y 150 gramos de pólvora, aunque indicó que todavía «no se conoce qué tipo de pólvora».

Fuentes de la lucha antiterrorista precisaron a Efe que tras los primeros análisis se ha determinado que el paquete contenía 100 gramos de cloratita y era muy similar al remitido a Carlos Herrera el 27 de marzo.

Añadieron que todo parece indicar que es obra de ETA y que la cantidad de explosivo hubiera sido suficiente para matar a la persona que hubiera abierto el paquete.

El artefacto era visible al abrir la tapa, en el que habían practicado un agujero para introducir la caja de Nivea y a su lado había una célula fotoeléctrica que se acciona cuando capta la luz y un cable y pilas para enviar las señales al artefacto y producir la explosión.

Jesús María Zuloaga no estaba en la sede del periódico cuando se recibió el paquete, ya que se encuentra de vacaciones, aunque conoció la noticia pocos después de las dos de la tarde al comunicárselo sus compañeros.

Fuentes del periódico comentaron que el paquete llevaba un remite que indicaba «Príncipe de Bergara». Según fuentes de la lucha antiterrorista el empleo de la «b» sugiere que el remite fue escrito por alguna persona procedente del País
Vasco o muy vinculada a dicha comunidad.