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El último discurso de Gutiérrez como máximo dirigente de CC OO, pronunciado ante mil delegados en la jornada inaugural del VII Congreso Confederal de la organización, tuvo un marcado acento político y fue reprobado por el llamado sector crítico del sindicato. Al presentar el último informe de su gestión, Gutiérrez afirmó que la victoria del PP en las pasadas elecciones fue «clara y limpia», pero advirtió a sus dirigentes que «no se equivoquen» creyendo que España se levantó ese día siendo mayoritariamente de izquierdas y se acostó siendo de derechas.

Subrayó que aunque el Gobierno de Aznar contó a su favor con una excelente coyuntura económica, no cabe negar a su gestión «el más mínimo» mérito, sobre todo teniendo en cuenta que no habría sido la primera vez en la que un ciclo expansivo «se desperdicia» por una mala gestión política.

Gutiérrez, que ha estado al frente de CC OO durante los últimos doce años, recomendó a la izquierda que recomponga «una mayoría social de progreso» y que tenga en cuenta que su modernización no puede traducirse en políticas desprovistas de valores y diseñadas exclusivamente para atraer a los sectores sociales intermedios. Gutiérrez, que dedicó una parte importante de su discurso a la situación política y social en Euskadi, criticó la insolidaridad de los nacionalismos radicales. Se mostró partidario de la formación de un Gobierno vasco de coalición entre PNV, EA, PSOE-EE y PP «para superar la perniciosa división entre nacionalistas y no nacionalistas fraguada en el Pacto de Estella».

Al referirse a la estrategia de CC OO para los próximos años, señaló que los sindicatos no deben ni buscar el enfrentamiento ni caer en el conformismo en el diálogo social, al tiempo que señaló como principales objetivos la creación de empleo y el reparto más equitativo de la renta.

Gutiérrez aseguró, que tras su marcha no será un afiliado en la sombra de la dirección «porque desde allí se termina haciendo fantasmadas».
El contenido del informe del secretario general fue duramente descalificado por el líder del sector crítico de CC OO, Agustín Moreno, quien declaró que le había sonado a «demanda de empleo», por su marcado carácter político en lugar de sindical.