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El ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera negó ayer en el juicio del «caso Lasa-Zabala» su participación en los hechos, y también defendió al resto de los acusados, a quienes calificó de «víctimas del terrorismo».

En la novena sesión del juicio por el secuestro, torturas y asesinato de los etarras Lasa y Zabala que se reanudó ayer, declaró el ex secretario de Estado Rafael Vera, quien se negó a contestar a las preguntas del abogado Iruín, lo que provocó un cruce de acusaciones entre el acusado y el letrado.

Vera argumentó que, aunque le respetaba como letrado y lamentaba el sufrimiento de las familias de Lasa y Zabala, entendía que Iruín es «algo más» que un abogado del mundo que se mueve en torno a ETA. Explicó que tuvo contactos con él, directos o indirectos, uno en las conversaciones de Argel y otro a instancias de Garzón, con el fin de buscar una solución dialogada al problema del terrorismo y en ambas ocasiones constató que el abogado «fue un obstáculo para la consecución de ese diálogo».

Añadió que Iruín participó como defensor en el ´caso Hipercor´ por lo que señaló que le gustaría oirle condenar explícita y públicamente el terrorismo etarra.

En su respuesta, Iruín aseguró que no esperaba de Vera que siguiera la misma estrategia de provocación contra él que han protagonizado otros procesados y le recordó que nunca estuvo físicamente con él en Argel, y que no intervino en el sumario de Hipercor. Añadió que a él tampoco le producía ninguna satisfacción tener que interrogar a alguien que, según el sumario 10/97, que instruye el juez Garzón, le remitió en septiembre de 1989 una carta-bomba que no llegó a su destino porque fue desactivada antes.

Por otra parte, en respuesta al fiscal, Vera insistió en que nunca encubrió los asesinatos de los presuntos etarras ni favoreció económica o laboralmente a los presuntos autores de los hechos con el fin de asegurarse su silencio. Argumentó que era sorprendente que con el poder que se les atribuye, si hubieran decidido encubrir estos crímenes, no hubieran optado directamente por hacer desaparecer los cadáveres que estuvieron 10 años sin identificar en un tanatorio de un pequeño pueblo de Alicante.

Respecto a si el abogado Jorge Argote, acusado junto a Vera de encubrimiento, le llegó a proponer la eliminación física de Felipe Bayo, contestó que durante su etapa en Interior, su objetivo fue siempre incrementar las plantillas de las Fuerzas de Seguridad, y no disminuirlas. En cuanto a si coincidió con alguno de los acusados, Vera señaló que pudo suceder que alguna vez, en aquellos años en el País Vasco, se encontrara con el hoy general Enrique Rodríguez Galindo, pero aseguró que jamás despachó con él, y que hasta años más tarde no le conoció en profundidad. Añadió que tampoco conocía entonces a Bayo y Dorado.