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El ex cabo de la Guardia Civil Felipe Bayo, considerado hasta ahora el principal testigo de cargo del «caso Lasa-Zabala», se retractó ayer en el juicio de sus acusaciones y exculpó a todos los procesados, si bien se negó a declarar alegando que no estaba en condiciones de hacerlo por la medicación que recibe por su depresión.

Felipe Bayo, para quien el fiscal solicita 90 años de cárcel como presunto autor material de los hechos, se limitó a ratificar el contenido de un escrito presentado hace nueve meses en el que considera que el secuestro, torturas y asesinato de los dos presuntos etarras pudo ser ordenado por empresarios y ejecutado por mercenarios.

La postura de Bayo ha dado un nuevo giro al proceso ya que la declaración incriminatoria que prestó en agosto de 1997 ante el entonces juez Gómez de Liaño dio un vuelco al caso y supuso el ingreso en prisión del general Galindo.

Durante la séptima sesión del juicio, el ex sargento Enrique Dorado Villalobos, presunto autor de los disparos que acabaron con la vida de Lasa y Zabala, terminó su declaración afirmando que el comisario Enrique de Federico, que investigó el caso por orden de Interior, le ofrecía "a través del confidente Pedro Miguéliz, «Txofo»" dinero e impunidad a cambio de inculpar a sus superiores.